7.12.09

COPRA y ADECO AGRO pusieron su maquinaria en marcha

Para represar el Arroyo Ayuí Grande
 No se trata todavía de la maquinaria motriz para construir los paredones de la presa, sino de la mediática y del ejercicio de influencias sobre el gobierno correntino y la ciudadanía.

 Montaron en la Audiencia Pública del 4 de diciembre un escenario a la medida de sus ambiciones, preparado para convencer sobre el derrame económico del proyecto y demostrar los apoyos suficientes.

 Se adueñaron de la agenda de la reunión dominando las intervenciones, proveyendo transporte a oradores a favor, convocando firmas con métodos rayanos en lo extorsivo, administrando discursos a medida y alentando silbatinas dirigidas a quienes defienden el arroyo Ayuí.

La Audiencia Pública convocada el pasado 4 de diciembre por el ICAA para presentar el Proyecto de la Represa del Ayuí Grande en Mercedes, Corrientes, que –por improcedente– había sido objeto de un recurso extraordinario de impugnación por parte de la Fundación Iberá, se llevó a cabo en la ciudad de Mercedes evidenciando un escenario montado a la medida de los intereses del grupo empresarial, y con autoridades que se mostraron domesticadas al efecto.



La audiencia comenzó a las 7 de la tarde con la presentación del proyecto y su Evaluación de Impacto Ambiental (EIA), enfocando casi exclusivamente los beneficios materiales que serían derramados por el proyecto en la ciudadanía, a través de 1.300 puestos de trabajo.



El dato curioso apareció cuando los técnicos agrónomos mencionaron la superficie de irrigación que podrían lograr con la represa, porque de 28.000 hectáreas, promocionadas hasta entonces y en ediciones anteriores, pasaron a un vago “15 o 20 mil hectáreas” (que luego se acomodó en 15.000 has durante las siguientes presentaciones). Sin embargo, los puestos de trabajo nunca dejaron de ser los originales 1.300… Quedó una pregunta latente ¿Habrían olvidado actualizar esta cifra, o 28.000 hectáreas proveerán de igual trabajo que 15.000?Cuestionable o no, con el dato en carpeta, los titulares de la empresa Copra habían recorrido comercios, asociaciones, consejos de profesionales, cámaras de empresarios y hasta clubes de futbol, levantando adhesiones.



Hay que reconocer que hicieron un gran trabajo, y muchísimos fueron los estamentos que atendieron a la lógica convocatoria de los beneficios.“Estos apoyos son entendibles ¿Quién no quiere más trabajo, más dinero circulando en el pueblo, mejores oportunidades locales para evitar la migración de jóvenes que caracteriza a Corrientes?”.



Pero al ocultar deliberadamente los daños ambientales y sobrepasar las leyes vigentes, empleando sofisticada cosmética, las empresas –e incluso el Gobierno–, obraron de manera irresponsable, creando expectativas en la gente y una lógica demanda que luego resulta perfectamente manipulable. Ansiedad, angustia y más tarde reclamo y hasta agresividad hacia los eventuales “detractores”, se convierten en armas convenientemente empleadas por los impulsores del proyecto.




En el transcurso de la audiencia, que tuvo al Ing. Ricardo Freire (Copra) al comando de los controles, fueron apareciendo en escena distintas expresiones de apoyo: los fabricantes de maquinaria, repuesteros, camioneros, trabajadores rurales, contratistas, consignatarios, profesionales. Un conocido comerciante local confesó: “Me vinieron a buscar varias veces para firmar, y lo hice… una, porque imagino que darán más trabajo, otra, porque no quiero que me lo saquen ahora”. ¡Hasta un sector (no menor) de la prensa proveyó un comunicado de apoyo!, algo que resultó insólito tomando en cuenta el principio de “imparcialidad” que debe regir su ética cuando un tema se presenta con posiciones encontradas en la sociedad.



Para ciertos observadores, los contratos de publicidad de los distintos medios resultaron mandatorios. Hay que decir, en favor de muchos periodistas que no por ello dejaron de publicar, en las últimas semanas, los comunicados a favor del Ayuí que sistemáticamente proveyó la Fundación Iberá pagando “cero peso” en materia de publicidad y alquiler de espacios.


“Es que esta es una campaña que hacemos sin presupuesto alguno”, explicó el presidente de la entidad Enrique Lacour, “ninguno de nosotros cobra nada, ni aun los profesionales que nos asesoran, biólogos y abogados de prestigio y trayectoria.



Tenemos por principio no pagar un solo espacio en la prensa, y sin embargo, la gente y los medios están ávidos de nuestras noticias vinculadas a este tema del que la sociedad parece presa. Muchos piensan que esto es una barbaridad, pero simplemente no se animan a decirlo”.



Impacto Ambiental



En cuanto a la Evaluación de Impacto Ambiental, su presentador fue el polémico Ing. Agr. De la UBA Jorge Adámoli, quién dedicó la mitad de su tiempo a intentar desarmar supuestos artificios empleados por las fracciones “ecologistas” que defienden el Arroyo Ayuí, proponiendo para ello una nutrida variedad de expresiones inverosímiles, que se encargó de asignar a los mismos y machacar de “Falso” con taxativos carteles.



“Nuestros detractores, que son unos pocos, dicen que vamos a inundar el Iberá… Pues eso es FALSO”… “Dicen que se inundarán 137 km de costas, cuando en verdad son 137 has de bosques”… , FALSO.


Y siguió de esa forma durante algunos minutos, advirtiendo sobre la manipulación a cargo de los defensores del Ayuí (algunos de los cuales en la sala tomaban nota para más tarde señalar tal bajeza al ingeniero).



Adámoli podía dedicarse a eso ya que las garantías de fundamentar una represa ambientalmente neutra, o aún beneficiosa, vendrían de la mano de un audiovisual enviado por el Dr. Otto Solbrig (Emérito de la Universidad de Harvard) –aunque habría que decir “supuestamente enviado” para salvar el prestigio del conocido biólogo–, que sorprendió por su excelente factura, musicalización, mezclas de imágenes y enfática locución.


Sin embargo, a la hora de mencionar la biodiversidad de la zona, por ejemplo “a las aves que se verían beneficiadas”, mostraba una cotorrita australiana. Los biólogos presentes concluían en silencio: “O a Solbrig no le enviaron el video, o de aves de la zona conoce poco…”



Más allá de la nota de color, el presentado como imparcial evaluador externo había confesado haber cobrado dinero de las empresas para realizar su evaluación. Es que a esta altura, el hecho de que la EIA (Evaluación de Impacto Ambiental) fue completamente desarrollada por los propios interesados es algo que nadie se encarga de esconder: ¡los propios gerentes de la compañía son los promocionados líderes de la Evaluación de su Impacto! En estas circunstancias ¿Alguien esperaría una evaluación que no sea favorable a las empresas?



Discursos agresivos ¿Signo de debilidad?


La retórica de los discursos –muchos de ellos redactados por personas diferentes de las que se encargaron de leerlos, cuestión que se evidenció por la cantidad de furcios devenidos de la escasa práctica en su lectura; además de convenientemente colocados al principio en orden preconcebido; pendulaban indefectiblemente del elogio a la Represa –como la panacea local del empleo–, al repudio a los “ecologistas”, a los que se trató de holgazanes, fanáticos, emisarios del imperio norteamericano, corruptos, facciosos y simuladores.



Mayormente con la aclaración de que eran “unos pocos”…De hecho, al menos en esa sala, eran efectivamente pocos. Es que estar allí para dar la cara era algo reservado para valientes, y hay que reconocer que no la pasaron muy bien.



Cuando una de las primeras expresiones a favor del Ayuí apareció de la mano de Pedro Healy (que más que “ecologista” es un divulgador y dirigente de la ruralidad correntina), abucheos y faltas de respeto no se hicieron esperar (…”Agarrá la pala”, se escuchó entre otros improperios). La autoridad no intervino a tiempo, sino tibiamente y más tarde.



El propio Ing. Adámoli, que había denostado previamente a los ecologistas, se encargo de pedir “un poco de respeto”. En un clima de completo éxtasis por los beneficios de todo tipo que traería esta represa, los defensores de la naturaleza, las cabezas más visibles de la oposición a la represa, tuvieron que esperar hasta pasada la medianoche.



Cuando el público ya raleaba, llegaron las intervenciones de estrictos 5 minutos y sin pantalla previamente montada: la Escribana María Mercedes Vallejos (en nombre del Abogado Constitucionalista Daniel Sabsay), la Abogada Ana Carola Galeano, Horacio Cardozo, Enrique Lacour y Aníbal Parera (a los que se sumó la voz inesperada y vívida de un productor arrocero afectado por una represa en la propia cuenca del Miriñay, el Sr. Luis Picolini).


Este último contó de qué forma aquella represa lo había dejado sin agua, recalcó la insensibilidad en su administración, y dejó copia de sus documentos.


De alguna manera fue el abanderado de los ausentes pero preocupados productores de la cuenca del Miriñay.



Sin embargo, amuchados al final, los puntales de la defensa del arroyo correntino lograron instalar un momento diferente, en donde varios de los oyentes alcanzaron a reflexionar sobre la legitimidad y las bases mismas de este proyecto. Al demostrar claramente que no se está en contra de la producción de arroz, ni de ninguna otra práctica agrícola bien llevada, sino de la intensión de sepultar el Ayuí (expresado especialmente por el biólogo Parera), se escucharon inesperados aplausos de la tribuna de productores.



La escribana certificó las firmas de más de 3.200 personas que se manifestaron en contra de la represa en distintas partes del país y el mundo.



Plataforma legal vacía


Quedaba para el final un “plato fuerte” de las empresas: su apoderado legal. Sin embargo su discurso fue sorprendente, dado su calificación, ya que en lugar de dedicarse a rebatir los argumentos legales esgrimidos principalmente en el discurso de Sabsay; se distrajo en una escalada increpante a los ecologistas, caracterizándolos con toda clase de epítetos, arrancando los consabidos aplausos de la tribuna.



Notable también fue la inmediata liberación de una extensa gacetilla de prensa, cuidadosamente labrada en base a los contenidos de una gran cantidad de discursos, a favor de la represa, donde ni la Impugnación presentada por la Fundación Iberá ni ninguno de los discursos en contra de la represa fueron expresados.



En 5 páginas de sobreabundantes expresiones, apenas se dijo que los empresarios estaban satisfechos “considerando que las 7 u 8 personas que pusieron objeciones a lo largo de la noche no expusieron elementos técnicos vinculados al Proyecto en sí mismo, sino que hicieron cuestionamientos de tipo ideológico”.



Para la gente que analiza un poco más del promedio, este no es más que un signo de debilidad en los argumentos. Pues en adelante, los “siete u ocho”, productores, profesionales y ciudadanos comunes calificados de “ecologistas ideologizados”, alentados por otros 3.200 que firmaron en contra de que se haga esta represa (nómina que incluye perfiles de todo tipo y hasta un integrante de la Evaluación de Impacto Ambiental), y por los que por lógico pudor social, o temor a perder sus fuentes de ingresos, no se animan a mostrarse, pero aprueban desde el llano, están ahora tocando las puertas de la Justicia

Publicado por: www.ennombredelayui.blogspot.com

La Alumbrera ¿El Ayuí catamarqueño?

Al igual que el emprendimiento minero La Alumbrera en Catamarca, la represa del Ayuí y sus sospechados adherentes en Corrientes prometen miles de puestos de trabajo, millones de pesos por exportaciones, promocionan el negocio casi como una panacéa agrícola que viene a sacar a la provincia de la miseria, el desempleo y el atraso sin mencionar que el rédito económico será para un grupo de empresarios, algunos extranjeros, que los puestos de trabajo no solucionarán en nada el nivel de desempleo provincial, además estará en negro la mayor parte del personal, y ni pensar en blanquear ante la población la destrucción y el aniquilamiento de miles de animales de diversas especies así como vegetales y las consecuencias a largo plazo en el medioambiente.
Pero veamos que sucede en Catamarca cuando los funcionarios públicos se someten a estas corporaciones e incluso salen a mendigar sobras de comida a través de proyectos de declaración del Congreso.
Hasta no hace mucho, se les pedía una ambulancia, computadoras o que pintaran una escuela. Las mineras, gustosas, y a manera de espejitos de colores, entregaban éstas y otras dádivas en las localidades cercanas a sus megaemprendimientos, en un contexto de Estados cómplices, retirados o ausentes. Pero ahora resulta más fácil, más económico, más ignominioso aún: basta con que junten las sobras de cada comida…

La alumbrera (imágen satelital)



Fue idea del diputado nacional del Frente para la Victoria Gerónimo Vargas Aignasse, de Tucumán, quien presentó un proyecto de Declaración para que el Congreso de la Nación exprese “que vería con agrado que el alimento sobrante diario de Minera Alumbrera Limited fuera entregado en forma de donación al Municipio de Andalgalá y Amaicha del Valle, escuelas, comedores escolares y sociedades de beneficencia de niños carenciados de Catamarca y Tucumán”.



La entrega de sobras a escolares y carenciados, ¿será el famoso “efecto derrame” que los paladines de la megaminería invocan para defender la actividad? ¿O será una expresión novedosa del clientelismo empresarial, que muchos pretenden disfrazar tras el pomposo y vacuo concepto de “responsabilidad social empresarial?



Pero, ¿acaso no era que la minería sería un motor de desarrollo provincial? Como afirma Horacio Machado, profesor de la Universidad Nacional de Catamarca, allá por 1997, cuando arrancó La Alumbrera, “predominó la sensación de que, aún cuando las condiciones y concesiones otorgadas a las empresas mineras eran excesivas, se trataba de la “única alternativa para aprovechar tales riquezas como ‘motor del desarrollo’ provincial”. Sin embargo, la historia mostró que la mina no mejoró ni un ápice los niveles de indigencia, pobreza y exclusión social de los catamarqueños. Todo lo contrario.



La Alumbrera, como caso testigo, mostró los límites de un modelo de desarrollo asociado al enclave de exportación. Con los años, a la par que fueron cayendo los índices industriales y de la construcción, los niveles de pobreza de los catamarqueños continúan siendo muy altos y la tasa de desocupación aumentó visiblemente.



Hacia 2006, sólo en Andalgalá, ascendía a más del 25 por ciento. Por otra parte, ¿cómo ignorar que los gravosos efectos ambientales que viene produciendo La Alumbrera continúen siendo objeto de numerosas denuncias por parte de ciudadanos y organizaciones socioambientales? Esto sin contar las serias denuncias judiciales y parlamentarias sobre los valiosos metales exportados, como molibdeno y plata, que no son declarados merced de los laxos o nulos controles gubernamentales.



¿O acaso no fueron las reiteradas denuncias por contaminación ambiental las que, en 2007, condujeron a sancionar una ley de prohibición de este tipo de minería, nada menos que en la provincia de Tucumán, donde se encuentra la sede administrativa de La Alumbrera, de la que la propia Universidad Nacional es socia y de donde es oriundo nuestro imaginativo diputado?



Frente a la original visión asistencial que nos prodiga el diputado oficialista, podemos preguntarnos: ¿por qué no buscó ampliar su proyecto de declaración para incluir que el Congreso Nacional “vería con agrado” que la empresa no contamine la cuenca del Salí-Dulce o del río Vis-Vis; que la minera transnacional utilizara un poco menos de agua, dado que dilapida en una región árida 100 millones de litros diariamente?


Todo esto no ocurre porque el gobierno nacional no sólo no está interesado en traer a la agenda pública estos temas, sino que además es responsable de la profundización del actual modelo minero.


El pedido del diputado al Congreso Nacional aparece así como la metáfora perfecta de lo que significa la minería a gran escala en nuestro país: pobreza, desigualdad, neocolonialismo y una vergonzosa subordinación social, económica y política a las empresas transnacionales.


* Socióloga. En colaboración con Enrique Viale.



publicado por Crítica Digital

Salió el libro Sexo como Dios manda

Llega el "Kamasutra católico", con consejos de un fraile polaco que no conoce la cara de dios.
El libro "Sexo como Dios manda" aborda de modo desacartonado la sexualidad dentro del matrimonio.

Los católicos argentinos más pacatos quizá se sonrojen cuando puedan acceder en las librerías de todo el país a lo que, no sin cierta osadía, fue bautizado como el "Kamasutra católico".

Porque desde hoy saldrá a la venta, editado por Lumen, el libro "Sexo como Dios manda" del fraile polaco Ksawery Knotz, que se está haciendo famoso en todo el mundo por abordar de modo descarnado la sexualidad del recto matrimonio católico.


Es que -como Knotz dice de entrada echando por tierra preconceptos ancestrales- "Dios está interesado en una vida sexual feliz y en esos momentos brinda todos sus dones". Porque -añade- no faltan aquellos católicos que "cuando oyen hablar de la santidad del acto conyugal de inmediato imaginan que el sexo debe estar privado de alegría, jueguitos frívolos, fantasías y posiciones agradables. Que tiene que ser tan triste como las canciones sacras tradicionales", agrega lindando con la irreverencia.A Knotz -radicado en un monasterio del sur de Polonia-, su falta de experiencia por ser célibe no le impide aconsejar porque cree contar con una vasta experiencia de "segunda mano" en base al acompañamiento espiritual que brinda a numerosos matrimonios.

Puede afirmar que durante el actoo sexual "los esposos pueden demostrarse amor de todos los modos, brindarse incluso las caricias más rebuscadas y recurrir a la estimulación manual u oral".

Knotz es aún más explicito: "La excitación de los órganos sexuales con la ayuda de los labios o de la lengua como elemento del juego previo es moralmente admisible y no se debe buscar pecado en tales conductas".


Eso sí: afirma que "el momento más significativo y culminante es el de la penetración. Es el momento de la unión, de ser 'una sola carne' no sólo en el sentido de la mayor proximidad física, sino también de la unidad psicológica y espiritual"En aras de una mayor satisfacción de la mujer que le facilite llegar al orgasmo, no faltan algunos consejos prácticos. Por ejemplo, para tener más erecto el miembro.


O, en su defecto, el señalamiento de que el hecho de que "el amor del marido por su esposa lo obliga a que después de su propia satisfacción acaricie la vulva y el clítoris hasta que ella alcance el orgasmo". Tampoco omite la importancia que tiene para la mujer el clima previo. Llega a recomendar el "baño de a dos", el uso de ciertos perfumes y hasta comida que predisponga mejor.