23.4.10

Periodistas alcahuetes del poder

Fopea nos forrea

Por Claudio Díaz*

Si un poderoso se adueña de la calle y arrasa con todo lo que se le presenta por delante, ellos se harán los distraídos. Desviarán la vista hacia las marquesinas del mercado, silbando bajito y con las manos en los bolsillos. Pero una vez que el episodio trascienda e indigne, aparecerán en primera fila como los grandes héroes que fueron testigos y están dispuestos a contarlo todo. Porque, claro, ellos vieron lo sucedido. Y un cambio de máscara es suficiente. “¡Agente, venga que yo le puedo dar detalles de lo que pasó…!”.

Si el paralelismo le cabe a muchos practicantes de oficios terrestres, el nuestro quiere corporizarse directamente en el rol de algunos periodistas que llaman a los bomberos cuando los incendiarios ya están lejos. Lo hacemos con nombre y apellido: la organización Fopea, Foro de Periodismo Argentino. ¿O forros?

Aquí no hay contemplación alguna. Terminemos con la zoncera de que somos colegas y no debemos sacar nuestros roñosos trapos al sol. Pura sanata que siembran los apóstoles del “no hagamos periodismo de periodistas”. Algo así como “hagamos mierda al resto: al sindicalismo, a los milicos, a los curas…”. Pero no hablemos mal de nosotros mismos, de la sacrosanta “familia” periodística. Penosa “regla” no escrita y, sin embargo, respetada con unción por la gran mayoría de los hombres y las mujeres de prensa que utilizan sus espacios para putear contra todas las corporaciones, aunque demuestren tener actitudes más corporativas que las que se observan en el propio Vaticano.


“No hacer periodismo de periodistas” equivaldría a que algunos políticos honestos no hagan política de los mercenarios que están metidos en ella. A que ningún Jefe de Estado pueda juzgar al presidente de una potencia que proteja o represente al consorcio mafioso financiero-militar. A que un médico de barrio no denuncie al colega dueño de una clínica privada que receta medicamentos truchos a los enfermos.


¿Por qué vamos a prescindir de hacer periodismo de periodistas y, así, ocultarle a las nuevas generaciones lo que hicieron los Neustadt, los Grondona, los Morales Solá y los Fontevecchia, entre otros, durante la dictadura?


Esta censura que aparece disfrazada bajo el ropaje de respeto a la libertad de prensa es la que auspician los socios de Fopea. Que esta semana, ante la aparición en la marcha por la Ley de Medios de afiches críticos hacia las labores “profesionales” de periodistas que trabajan en el Grupo Clarín, emitieron un comunicado que habla de actitudes que buscan “deshonrar y denigrar a profesionales de un medio (…) con un procedimiento cobarde que se acerca a las prácticas de señalamiento fascistas”. ¡Andá, Fopea, andá a forrear a otro lado…!


Reaccionamos de esta manera (y se la dejamos servida para que nos llamen, efectivamente, reaccionarios) porque entre los miembros de Fopea aparecen siniestros personajes que se hacen pasar como periodistas y en realidad son operadores del poder económico, como Joaquín Morales Solá.

El Código de Ética que los propios fopeanos establecieron hacia 2002, cuando fundaron el Foro, es una verdadera preciosura:

“Los periodistas que integran FOPEA se comprometen a buscar la verdad, a resguardar su independencia y a dar un tratamiento honesto a la información. La distorsión deliberada jamás está permitida. Y los valores esenciales de los periodistas que adhieren a este Código son el respeto a los principios de la democracia, la honestidad, el pluralismo y la tolerancia”.


Urgente una reunión de sus socios para repasar el Código. Porque Fopea tiene entre sus 300 adherentes a la mayoría de los escribas que, día a día, bajan la línea editorial de Clarín desde las secciones de Política, Economía, Internacionales, Información General y Policiales. ¿No tendría el “colectivo” que conduce Gabriel Michi hacer un registro de lo que vienen publicando para comprobar si efectivamente se busca la verdad, se practica la independencia, se le da un tratamiento honesto a la información, y si son plurales y tolerantes cuando tienen que dar cuenta de las noticias cotidianas?


Pero lo más execrable es lanzar acusaciones de notable contenido democrático contra simples ciudadanos que se movilizaron por iniciativa propia a los Tribunales, para expresar su repudio ante el comportamiento de ciertos periodistas. Porque fue la gente la que diseñó, armó y portó los carteles condenatorios contra María Laura Santillán, Nelson Castro, Ernesto Tenenbaum, Santo Biassatti y algunos más.

O sea: los pretendidos constructores de opinión que militan en Fopea, muy republicanos e impolutos, ya ni siquiera permiten la libre expresión del hombre común, de la mujer común, que así como escracha a gobernantes, dirigentes políticos o legisladores, también se siente en su legítimo derecho de escrachar a periodistas. A lo de “prácticas fascistas”, Fopea agrega:

“La caza de brujas sobre periodistas es una amenaza a la libertad de expresión y puede derivar en situaciones muy peligrosas, algo que terminará afectando a la democracia argentina y a toda la ciudadanía”.


Muy bueno, muchachos. Quiere decir que ahora es el pueblo el que sale a cazar brujas. No los medios (es decir: sus patrones, que los alimentan bien y les ponen suficiente alpiste en el pico para que canten discursos en el encierro de las jaulas), que desde siempre han estigmatizado y cazado a quienes se niegan a ser sometidos. Y mucho menos los periodistas que ustedes defienden y son parte de sus propias vísceras, como Morales Solá, que nunca salió a cruzar brujas; es verdad… Lo suyo, entre 1976 y 1981, fue apuntar a los hombres que debían ser cazados por la gavilla asesina de Martínez de Hoz, Videla y Bussi, entre otros.


Hay que acabar con esta mascarada. Y dejar las cosas bien en claro. Estos periodistas de Fopea deben seguir ejerciendo su oficio donde más les plazca y con todas las garantías. Más: varios de ellos no merecerían ser cuestionados en este artículo porque los sabemos dignos y honestos. Pero, estimados colegas, si estuvieron de acuerdo en apoyar el comunicado divulgado por el Foro que integran, se nos hace muy difícil apartarlos de la crítica.


A los otros, a los que vienen a arrogarse el rol de profesionales que velan por la ética y la honestidad intelectual en este bastardeado oficio, apenas les pedimos que se saquen la careta. Dejen de posar como derviches del “buen periodismo” las Julia Bowland, los Fabián Bosoer y los Luis Ceriotto; los Pepe Eliaschev, Roberto Guareschi y Daniel Juri; los Majul y Mendelevich; las O’Donnell y las Magdalenas; los Claudio Savoia y Gustavo Sierra: los Gerardo Young y las Lorena Maciel, por citar a sólo una parte de la “masa social” del grupo.


Fopeanos, nadie les va a quitar el derecho a querer seguir siendo forros. Pero déjennos decirles: no forreen más a la gente…


*Periodista y escritor. Columnista de la revista Contraeditorial. Renunció al Diario Clarín en abril de 2008, tras cuestionar el rol de ese medio en su confrontación contra el Gobierno. Entre sus libros figuran: Manual del Antiperonismo Ilustrado; Diario de Guerra (acerca del Grupo Clarín) y El Movimiento Obrero Argentino: historia de lucha de los trabajadores y la CGT. Recibió los Premios José Martí (Cuba), Rodolfo Walsh (de la Asociación de Periodistas de Mendoza), Oesterheld (ediciones 2008 y 2009) y Arturo Jauretche.


Basso del Pont contra las pasteras

“El que dice que una papelera no contamina es un corrupto o un criminal”
El director de Recursos Forestales, Luis Mestres, ratificó ayer la postura oficial de promover la radicación de pasteras en Corrientes. “Queremos que se agregue el máximo de valor a nuestra producción, y eso es lo que propiciamos”, dijo el funcionario.



El sector ambientalista no tardó en salir al ruedo luego de las declaraciones del gobernador, Ricardo Colombi, quien el martes expresó su postura a favor de la radicación de pasteras en Corrientes. En este caso, desde la Asamblea Ambientalista de Santo Tomé, calificaron de “inoportunas” las declaraciones del Mandatario, a la vez que estimaron que luego del fallo de la Corte de La Haya, respecto a Botnia, no sería factible instalar otra industria de celulosa en el río Uruguay. Por su parte, el titular de la Unión Ambientalista de Corrientes (Unamco) fue crítico con la postura del Gobernador, y sostuvo que las papeleras promueven un falso desarrollo.
Tras las declaraciones del martes, en las cuales el gobernador Colombi dejó en claro que su Gobierno apoyará la radicación de pasteras en la provincia, distintos referentes ambientales de Corrientes expresaron su postura ratificando su oposición a este tipo de industrias, explicando que en cualquier caso contaminan el ambiente.

En este marco, el presidente de la Unamco, el goyano Eduardo Basso del Pont, se mostró ofuscado por las declaraciones de Colombi, y sostuvo que “normalmente los políticos de cualquier categoría están siempre separados de lo que piensa el resto de la sociedad; están acostumbrados a ser lo que ellos quieren y, por supuesto, que no estamos nada de acuerdo”. El referente ecologista ratificó su postura en contra de la instalación de estas industrias: “El que dice que una papelera no contamina es un corrupto o un criminal”, señaló, en referencia a las declaraciones de funcionarios provinciales que habían señalado que la radicación de pasteras es viable mientras se realicen constantes controles ambientales.

Asimismo, Basso del Pont sostuvo que “hay que dejar de hablar de este falso desarrollo; contamina y nos empobrece por 20 años, ya que nos sacan de productores de alimentos y nos ponen a fabricar árboles que le sirven sólo a algunos”. En este marco, manifestó que las papeleras “nos agotan los acuíferos y nos llenan de zinc. Dejemos de hablar de estos falsos productores. Paremos de hablar del desarrollo de los bolsillos de los corruptos”.

En diálogo con El Litoral, el referente de la Asamblea Ambientalista de Santo Tomé -donde hace algunos años Botnia estudió instalar una pastera-, Roberto Arce, calificó de “apresuradas e inoportunas” las declaraciones del Gobernador, teniendo en cuenta que “las dijo en un marco de total expectativa de miles de personas por saber qué iba a pasar con Botnia”.


A su entender, a partir del fallo de La Haya respecto a Botnia, que implicará mayores controles en el río Uruguay, Arce consideró que es inconveniente para el Gobierno y el sector privado instalar una pastera sobre esa cuenca hídrica, más aún teniendo en cuenta que Corrientes se encuentra río arriba. “Yo creo que estarán pensando en promover la cuenca del Paraná, pero es apresurado pensar en esto”, señaló. Sin embargo, el martes el ministro de la Producción, Jorge Vara, había señalado que se estudian las dos costas que rodean a Corrientes para radicar las industrias.

No obstante, Arce dejó en claro que los ambientalistas de Santo Tomé se movilizarán cualquiera fuera la ubicación de una eventual pastera en Corrientes. “Bajo todo concepto estamos en contra de estas industrias porque está comprobado que contaminan los ríos. Ya pasó en Misiones y en Buenos Aires, donde los índices de contaminación son altísimos”.

Garabí

Por último, el referente ambiental informó que el domingo se realizará una reunión en la localidad de Garabí, para ratificar la oposición del sector a la construcción de la represa hidroeléctrica que se pretende instalar en Garruchos. En esta oportunidad, los ambientalistas también podrían tomar partido respecto a las declaraciones vertidas por Ricardo Colombi.


El Litoral